Esto muestra que incluso entre los católicos convencidos (la muestra es sólo sobre los que llevan a religión a sus hijos) hay un porcentaje importante que reconoce que la existencia de esas clases, en horario lectivo y pagadas por todos los ciudadanos, es un privilegio. De hecho, un porcentaje mayor de alumnos de esas clases de religión considera que "es un privilegio de la Iglesia propio de tiempos pasados" (31%) que los que lo niegan (25%).
Teniendo en cuenta que está bastante claro qué opinan el resto de padres que no llevan a sus hijos a religión, tenemos una visión clara de que la mayoría de la ciudadanía estaría por eliminar la asignatura de religión de los colegios si el debate se planteara de una manera razonada y sin presiones. Los 650 millones de euros que suponen al año a todos los españoles también sugieren que el debate es oportuno en estos momentos.
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