dimecres, 21 de desembre del 2016

CARTA A L'ALCALDE I AL PRESIDENT DE LES CORTS


JOAN RIBÓ
ALCALDE DE L'AJUNTAMENT DE VALÈNCIA
ENRIC MORERA
PRESIDENT DE LES CORTS VALENCIANES

València,  19 de desembre de 2016

Mitjançant visita efectuada per aquestes associacions, hem pogut comprovar la instal·lació per part d'eixa Institució, d'un PESSEBRE en un lloc rellevant i d'accés al públic.
Tant València Laica, com AVALL, volem mostrar el nostre rebuig a aquesta decisió, ja que vulnera el principi de laïcisme institucional.
Aquest tipus d'exposicions, per més que incorporen determinats elements tradicionals, és una manifestació simbòlica d'unes creences determinades, inequívocament catòliques, i per tant, d'índole particular. És per açò que no procedeix que en l'àmbit públic, en el qual només ha de tenir cabuda el que a tots i totes ens és comú, s'exhibisquen aquest tipus d'instal·lacions.
A Espanya, els símbols i manifestacions confessionals, crucifixos, figures de sants i verges, pessebres i naixements, processons, romeries, advocacions sagrades, juraments davant símbols catòlics, etc. formen part d'eixes creences particulars en les que no es pot veure representada el conjunt de la ciutadania. Tot açò, unit al fervor polític nacional-catòlic suportat durant dècades i que avui des de certs poders es tracta de mantenir o fins i tot augmentar, la qual cosa no fa sinó confirmar els privilegis de tracte que gaudeix la confessió catòlica, amb la consegüent discriminació cap a la múltiple varietat de creences de tot tipus, de naturalesa religiosa o unes altres.
Convivim en una societat molt secularitzada, molt plural en matèria de conviccions i aspirem a un Estat laic, on les institucions siguen neutrals davant les ideologies particulars.
Per açò, EUROPA LAICA i AVALL, vénen exigint als poders públics que aquestes institucions, amb els Ajuntaments com a part que ho són, han de representar-nos a tots i totes des de les més variades conviccions d'acord amb el que estableix la Constitució. Els espais públics, com els centres d'Ensenyament de titularitat pública universitaris i no universitaris, o finançats amb fons públics, cases consistorials i les seues dependències municipals, ministeris, etc. han d'estar lliures de simbologia religiosa o de qualsevol altra naturalesa. Est és també el cas dels pessebres i naixements.
Açò no lleva que l'Ajuntament, atenent a una part de la població amb determinades creences, puga autoritzar la seua expressió pública en llocs adequats, amb el manteniment i abonament de la taxa d'ús corresponent per part dels promotors, amb igual tractament que per a qualsevol altra entitat. Encara que en el cas que ens ocupa, existeixen moltíssims locals religiosos-catòlics a València on es poden exposar els pessebres catòlics nadalencs, però mai en un edifici tan emblemàtic con l'Ajuntament o dependències, centres socials i representatius de titularitat pública.
Opinió que li volem fer saber.

Atentament

dilluns, 19 de desembre del 2016

VALÈNCIA Y LA NO LAICIDAD DE SUS INSTITUCIONES


Mañana de visitas de Valencia Laica y la Associació Valenciana d’Ateus i Lliurepensadors (AVALL), y sin ninguna sorpresa: Los lugares públicos más emblemáticos de València (Ayuntamiento y Las Cortes Valencianas), con su correspondiente montaje religioso.
Un Ayuntamiento como el de Valencia, casa de todos y todas cuantos habitamos en esta ciudad y con el belén católico instalado en pleno Salón de Cristal.
AJUNTAMENT DE VALÈNCIA
Unas Cortes Valencianas que representan a todos y todas los que vivimos en este país, con el belén católico en la entrada principal y junto a la señera que dicen, es de todos y todas.
Por experiencia, sabemos que las confesiones religiosas, sean de la creencia que sean, dado que se sienten poseedores de la verdad y han de salvar almas para la vida futura que prometen, siempre han intentado imponer sus normas y su modo de vida al resto de la sociedad: Cómo hemos de vestir, qué nombres podemos poner a nuestros hijos, qué festividad hemos de celebrar, qué películas podemos ver, cuando, cómo y qué sexo podemos practicar, qué podemos comer y en qué días,….
Y claro el tema de los belenes no iba a ser menos. Si vas a hacer una gestión al Ayuntamiento, o visitas Las Cortes Valencianas, obligatoriamente vas a tener que observar una representación de algo que algunos creen que pasó, otros no creen que pasó, y a otros nos da lo mismo si pasó o no pasó, porqué en lo que nos fijamos, es en el daño físico y mental, causado durante estos últimos dos mil años por quienes auspician esas “inocentes” representaciones. Por no hablar del coste económico o del tiempo que han gastado los funcionarios públicos en su montaje.
CORTS VALENCIANES
Lo curioso, o mejor dicho, lo grave, es que hoy en día, ambas instituciones, Ayuntamiento y Cortes, están gestionadas por una mayoría que se supone sensible al tema de la laicidad del estado. Una mayoría que dice entender que las religiones son creencias particulares y que por tanto solo al ámbito privado deben afectar.
Una mayoría que dice entender que en los lugares públicos, la neutralidad ha der exquisita para que, precisamente, todas las personas (independientemente de sus creencias o no creencias) puedan sentirse a gusto y sin tener que soportar las particulares alucinaciones de los unos y los otros.
Una mayoría que se supone culta e ilustrada, y por tanto conocedora que las religiones siempre exigen tolerancia a sus manifestaciones públicas cuando no tienen el poder político, pero son intolerantes hasta la médula en aquellos lugares donde si tienen ese poder. Y de eso, en este maltratado país, sabemos algo.
Y si eso es así, más de uno o una se preguntará, ¿y porque no cambian las cosas?.
Pues sencillamente porque esa mayoría sensible, culta, avanzada y que dice querer hacer las cosas de otra manera, parece que se halla cómodamente instalada en la filosofía del “NO ES EL MOMENTO”, que afortunadamente para ellos, justifica su modo de actuar y encima,  les permite presumir de ser muy responsables.
Esa mayoría que vela por nuestro bienestar (y por su situación) quiere cambiar o al menos eso dice, pero NO ES EL MOMENTO. Más de cuarenta años de democracia (¿?), y todavía NO ES EL MOMENTO de cambiar la constitución. Casi cincuenta años de concordato preconstitucional, pero NO ES EL MOMENTO de denunciarlo. NO ES EL MOMENTO  de sacar del código penal temas como la blasfemia, NO ES EL MOMENTO de erradicar el maltrato público de animales (nuestros resignados compañeros de viaje en este mundo). Hace años se aprobó que la iglesia  católica debía autofinanciarse con sus adictos, pero pasan los años y todavía NO ES EL MOMENTO, ochenta años con gente enterrada en las cunetas pero no es el momento de sacarlos,  no es el momento, no es el momento, ….
Y aunque parece, y algunos dicen que “predicamos en el desierto”, al menos, lo hacemos basándonos en el sentido común, buscando un marco de convivencia donde todos se sientan a gusto, intentando hacer entender que las creencias particulares no pueden suponer privilegios públicos.
Durante más de mil quinientos años, si se te ocurría decir que lo que hoy se celebra como navidad era una fiesta pagana en honor al sol porque empezaba a haber más horas de luz, resulta que te quemaban. La diferencia es que hoy en día, nosotros, los ateos, agnósticos, laicistas y librepensadores, sólo nos limitamos a pedir a los pirómanos que no invadan los lugares públicos con sus ritos y representaciones, que no obliguen a quienes no coinciden con sus creencias, a ser partícipes de sus mitos y rituales.
Creo que la diferencia es evidente y creo que no es mucho pedir, después de casi dos mil años de hogueras.
MARC CABANILLES (Associació Valenciana d’Ateus i Lliurepensadors – AVALL)
RAQUEL ORTIZ  (VALENCIA LAICA)

dimecres, 14 de desembre del 2016

dijous, 1 de desembre del 2016

ARTICULO EN EL PAIS


La projecció del documental "LLADRES DE VIDES: XIQUETS ROBATS", en el Centre Cultural La Nau (Universitat de València), segueix alçant reaccions i opinions.
En aquest cas un article publicat en el periòdic El Pais

EL PAIS: Niños robados, una trama sin culpables

EL PAÍS ( 01-12-2016)

Un documental sobre los niños robados, una trama sin culpables

Víctimas, abogados y políticos denuncian en el reportaje los casos y demandan justicia.



Los realizadores Miguel Hernández y Luis Pla, autores de Ladrones de vidas. Niños robados en la Comunidad Valenciana, abordan uno de los casos más polémicos de la historia reciente española. El documental se presentó hace unos días en el Centre Cultural La Nau, dentro del Fòrum de Debats del Vicerrectorado de Cultura e Igualdad de la Universitat de València, a iniciativa de la Asociación Valenciana de Ateos y Librepensadores (AVALL).

Durante los 55 minutos del documental, se explica el origen y funcionamiento de una trama de "sustracción de bebés y adopciones poco claras" que se inicia después de la Guerra Civil y que prosigue durante más de medio siglo después. El reportaje se apoya en los testimonios de las políticas Mónica Oltra, Esther López y Modesta Salazar, también hablan expertos como el abogado, Enrique Vila y muchas víctimas, que han querido compartir su tragedia personal y exponer sus reivindicaciones.

El abogado y niño robado, Enrique Vila, moderador del coloquio posterior a la presentación del documental, asegura que “hay unos 300.000 españoles que creen que son hijos de sus padres y no lo son” y pone de manifiesto las dificultades se encuentra para hacer avanzar el caso ante la justicia “el juez decreta el archivo provisional y bloquea el proceso durante el tiempo que quiera. No hay juicio. Nadie ha sido condenado”.
Miguel Hernández y Luis Plá, los dos realizadores del documental, han tardado tres años en recopilar todo el material. “Hemos tratado de dar una visión amplia de la situación y le hemos pedido a políticos del PP, al Arzobispado de Valencia y a Sor Aurora Gallego, exdirectora de la Casa Cuna de Valencia, que nos concedieran entrevistas y han dicho que no” explica Hernández.
Encontrar la información ha sido tan complicado para los realizadores como lo es, habitualmente, para los afectados. “Las victimas se encuentran todas las puerta cerradas, cuando denuncian se archiva sin investigar porque detrás hay apellidos poderosos y se han hecho muchas fortunas con esta trama”.
El reportaje, añade Hernández, “sirve para poner de manifiesto las demandas reales de estos niños robados, en contraposición a las diferentes series de televisión edulcoradas que han ido surgiendo durante los últimos años sobre este trama”. La petición más urgente de este colectivo es la creación de un banco nacional público y gratuito de ADN para comparar muestras.

ARTICULO DE ALFONS CERVERA

L'endemà de la projecció del documental "LADRONES DE VIDAS", l'escriptor Alfons Cervera, presentador de l'acte en el Centre Cultural de la Nau, va escriure el següent article

Alfons Cervera: Niños robados

ELDIARIO.ES (30-11-2016)


Lo que no se cuenta no existe. Tampoco existe lo que no se ve. Es la ley del mercado político donde la decencia se convierte en un estercolero. También los medios de comunicación contribuyen demasiadas veces a convertir en invisibles historias que, cuando las descubres, te ponen los pelos de punta. Y entonces ese descubrimiento te llena de rabia, de una impotencia que te lleva a desconfiar profundamente de la democracia que vivimos, de la desconfianza en lo que de bueno habríamos de encontrar no en los alrededores sino en nosotros mismos. El tiempo que nos toca vivir es el del descuartizamiento de lo humano. Cada uno a la suya. Cada cual con sus intereses individuales. Estamos en el destrozo de la solidaridad, de los gestos mínimos de meternos en otra piel que no sea la nuestra. A la mierda lo que le pase a la gente con la que nos cruzamos en la escalera porque la única escalera transitable es la que nos lleva directamente a nuestro único bienestar, aunque ese bienestar sea el cuento chino más embustero que nos han contado en nuestra vida. Ya se apañarán los demás porque yo ya tengo problemas suficientes para llenar un contenedor de penas no reciclables. Es la ley no escrita que condena a mucha gente a la invisibilidad, a la mudez cuando quiere contar lo que le pasa, a 
la desesperación porque lo único que encuentra al final del túnel es el desprecio de los otros.
A muchas mujeres de este país les robaron sus bebés en el momento mismo de ser madres. Es una historia que ya conocemos desde hace tiempo. El franquismo saqueó las cunas de los hospitales y entregó los bebés a familias que comulgaban con las despreciables teorías genéticas de Vallejo-Nágera. Encontrar el gen rojo y destruirlo. Ése era su objetivo. Ese tipo aún tiene calles a su nombre en este país nuestro que sigue siendo de los de siempre porque aquí las leyes que tenemos no son de Memoria sino de Olvido y de Silencio. La victoria fascista encumbró prácticas nazis en los hospitales. Médicos, curas y monjas se aliaron en esa mafia cruelísima que se dedicó a robar bebés nada más salir del vientre de sus madres y mandarlos como arrugados animalitos en un taxi a las casas pudientes del Régimen. No es broma lo del taxi. Muy cerca de la ciudad de Valencia había uno que cargaba un montón de recién nacidos en su auto y los repartía por esas casas. ¿Y saben ustedes cuáles eran las órdenes?: si alguno se te muere en el camino, lo echas por la ventanilla. El relato de aquellas atrocidades es insoportable. Una de aquellas monjas que vaciaba las cunas de los centros de maternidad tiene títulos de honorabilidad que la ocultan a los ojos de la justicia. Los bebés robados son una realidad que se alargó más acá de la dictadura. Hasta los años noventa del pasado siglo. Los componentes de la banda mafiosa seguían siendo los mismos: ginecólogos, curas y monjas. Hay nombres y apellidos de los miembros de la banda. Pero no pasa nada. En este país no pasa nada cuando se trata de tocarles la cara a los poderosos. Como siempre.
Hay un documental excelente que cuenta esa historia que permanece en la invisibilidad social y en los rincones más despreciados por la justicia. Se titula Ladrones de vidas. Niños robados en la Comunidad Valenciana. Lo han realizado Miguel Hernández y Luis Pla. Y lo van moviendo como buenamente pueden por alguna institución pública (pocas, la verdad sea dicha) y algunas asociaciones ciudadanas. Los testimonios son escalofriantes. Algunos de esos testimonios son los propios bebés robados que buscan a sus padres biológicos. Otros son esas madres que exigen conocer a los bebés que les fueron arrancados en el instante mismo de que soltaran el primer llanto. Les decían que habían muerto al nacer y que los habían enterrado para que los padres no vieran la muerte tan de cerca. Lo que la banda mafiosa de ginecólogos, curas y monjas metían en las pequeñas cajas de madera era restos de carne descuartizada, algo que pesara un poco para disimular el vacío. La tarde en que vi el documental, una madre que busca a su bebé robado dijo que cuando abrieron la caja de madera lo que había dentro era un brazo de adulto. Ya lo dije más arriba: escuchar esos relatos resulta de verdad insoportable. Y sin embargo la justicia nunca ha hecho caso a las denuncias de las familias de bebés robados. Nunca.
No hay manera de que una historia como la de los bebés robados se haga visible. La política -de izquierdas, de derechas- pasa de esa necesidad. La justicia la desprecia con todo lujo de burlas y mentiras. Muchos de los archivos que podrían hablar de los robos los tiene la iglesia y no hay manera de entrar en lo que allí está escrito. Los medios de comunicación miran muy lejos y se pierden en las cercanías de un sufrimiento que sólo están padeciendo las familias de los bebés robados. Escuchar sus testimonios -ya lo dije- te provoca una indignación y una impotencia infinitas.
Como lo que no se cuenta no existe, yo lo escribo aquí. Para decir bien claro que la historia de los bebés robados a sus madres en el momento de nacer no es una invención. Claro que no es una invención. Claro que no.