Artículo de Marc Cabanilles
Publicado el 23.12.2017 en
EL BELÉN DE XÀTIVA Y DESPROPÓSITOS VARIOS
A raíz de la polémica sobre el ángel del belén de Xàtiva, he
oído expresiones del tipo "No me interesa el belén...", "un
problema debido a una inculta concejala...", "seguro que hay en
problemas más importantes en Xàtiva..", "quien no sea católico que lo
respete como yo respeto una mezquita si entro en ella ..."
Vayamos
por partes y veremos que todo es un despropósito.
En
primer lugar, en una sociedad cada vez más diversa y de creencias variadas, las
celebraciones religiosas deberían efectuarse en los ámbitos adecuados:
Iglesias, mezquitas, sinagogas o templos de Jehová. Porque, por ejemplo, cuando
sean bastante numerosos los musulmanes, ¿celebraremos el día del cordero
haciendo las matanzas en un espacio público como la alameda de Xàtiva?
En
segundo lugar, si quitar una sola figura del belén (un ángel), hiere la
sensibilidad de los católicos, alguien se podría preguntar qué es lo que
sentimos los no creyentes cuando vemos 1.600 metros de la alameda de Xàtiva,
ocupada por con una escenografía que reproduce cosas que para nosotros (los no
creyentes) son supercherías, cuentos, fábulas... A los no creyentes parece que
no se les puede herir la sensibilidad.
En tercer lugar, la utilización de dinero público para
celebrar creencias y ritos que solamente afectan y atañen a una parte de la
sociedad. Sólo el dichoso ángel, costó allá por 1990 las 300.000 pesetas. Si
alguien intenta ver el coste del belén, no lo encontrará (imagino que el
ayuntamiento tendrá datos). Como mucho, he podido encontrar que costó 45% menos
que años anteriores, pero nada del costo total. Parece que la iglesia católica,
con los 250 millones que recauda del IRPF, o los 11.000 millones que recibe del
estado en forma de subvenciones, exenciones fiscales, sueldo de profesorado de
religión, etc. no tiene bastante para pagar ella misma la exhibición de sus
creencias y supersticiones.
En cuarto lugar, constatar lo mal documentados que están los
cargos públicos (al menos los que se autodefinen como progresistas), respecto
al tema de la laicidad y la libertad de conciencia. La nula importancia que le
dan y la intención que demuestran de no adecuar sus actuaciones a dichos
principios. En la constitución queda muy claramente reflejada la
aconfesionalidad del estado, y por tanto los poderes públicos han de ser
exquisitamente neutrales en temas religiosos. No tienen ni idea del tema, y si
la tienen peor, porque como progresistas o de izquierda que se consideran,
están faltando tanto a la constitución como a su ideología.
En quinto lugar, el ayuntamiento de Xàtiva intenta justificar
el montaje como un atractivo turístico, y publicitan como un gran logro, el
número de visitantes que acuden de toda la comarca. Si yo fuera católico, me
daría vergüenza que se usara el nacimiento de mi dios, como un reclamo para
vender calcetines y calzoncillos.
Desde luego, cuantos sonrojos (y dineros de
todos) nos ahorraríamos si los poderes públicos actuaran con equidad,
transparencia y neutralidad en estos temas de la religión, que sólo deberían
afectar a las conciencias de los creyentes. Que desperdicio de cargos públicos,
inconscientes del daño que causan en el camino hacia una sociedad más libre y
abierta, con unas actuaciones que desoyen totalmente el espíritu de la
constitución, moviéndose sólo por economía, por votos, por tradiciones, por
contentar mayorías, en vez de adecuar sus actuaciones a la aconfesionalidad y a
la ética.