Islam,
más de lo mismo
Algunos de mis lectores, seguidores y detractores, apuntan que siempre lanzamos el dardo sobre la iglesia católica, que no nos atrevemos a hablar del Islam. Es verdad la primera parte de esa afirmación. Nos dirigimos más hacia la iglesia católica porque es la que más nos afecta en nuestra vida diaria, con sus privilegios y sus intromisiones en la vida política y social.
En estos tiempos del multiculturalismo (yo acepto
tu cultura con todo lo que lleve aparejado, y tú haces lo mismo, y aceptas la
mía), hablar del Islam puede costarle a uno, como mínimo, la etiqueta de islamófobo,
racista o supremacista. Si es así, en pos de ese multiculturalismo, exijo que
también acepten mi cultura, tal cual.
El
multiculturalismo ha propiciado la idea que todas las culturas merecen ser
respetadas y protegidas. Y nada más falso que esa afirmación. Toda cultura,
toda idea, toda afirmación ha de poder ser observada, desmenuzada, analizada, matizada,
desenmascarada, rebatida, aplaudida o criticada. Ninguna cultura, ninguna idea,
merece ser respetada a priori. El respeto a una cultura (o a cualquier cosa),
hay que ganárselo en el día a día con los hechos. Y los hechos son los que son.
Observo que
en el Islam hay posturas muy, pero que muy intolerante, no sólo en el sentido
que es imposible salirse (apostatar) sin correr diversos riesgos, desde el
rechazo de la comunidad donde vives, la ruptura con tu familia, la cárcel e
incluso la muerte según en qué país. También porque castiga lo que califica de
insulto (Salman Rushdie condenado a muerte por Jomeini) o de chiste ateo (revista
satírica Charlie Hebdo).
Observo, que la religión islámica no establece
diferencia alguna entre política y religión. El Corán deja bien claro que la
finalidad del Islam, es establecer un sistema político regido por el sistema
legal islámico, la Sharia (significa “camino claro hacia el agua), y para ello
hay que acabar con los regímenes "infieles". Esa no diferenciación
entre política y religión, provoca que en casi todos los países islámicos se
prohíba o censure cualquier intento de hablar del papel de la religión en la
vida pública.
Observo que el Islam, posee multitud de ramas
(sunníes, chiíes, jariyíes, ibadíes) e interpretaciones (seguidores de Mahoma
del periodo de La Meca, del período de Medina), todas ellas enfrentadas entre
sí. Y a pesar de ello, tiende a englobar a todos sus adeptos bajo un supuesto
paraguas de "mundo musulmán", como si la identidad fuera algo
exclusivamente religioso y no dependiera también de otros factores como la
nacionalidad, la cultura, el idioma, el clima.
Observo que, siendo todos los seres humanos
iguales en deberes y derechos, a las mujeres musulmanas no se las trata como a
los hombres. Una mujer, mientras esté en edad de parir, ha de ocultar su pelo
bajo una tela para no despertar las hormonas masculinas. No puede tocar a
hombres que no sean de su familia. Debe enseñar a sus hijos que los no
musulmanes son “infieles e impuros”. Debe obedecer a toda la rama masculina de
su árbol genealógico (padre, hermano, marido, hijos, primos, sobrinos,..).
Observo la vestimenta del hiyab y el burka, como
elementos externos de esa desigualdad, identificando a las mujeres como musulmanas
antes que personas, dejando bien claro que su vida depende de los designios de
un dios, designios, que por supuesto, ya se encargarán de interpretar unos
hombres, califas o imanes. Ese es el poder que tiene esa tela. A veces hemos
visto en Europa, que frente a agresiones a mujeres por llevar hiyab, ciudadanas
europeas en un gesto de solidaridad, se lo han puesto. Pero cuando en un país
musulmán, se agrede a mujeres por no llevarlo, el hecho de quitarse el hiyab y
mostrar su pelo, en solidaridad con las que no quieren llevarlo, les puede
acarrear gravísimos problemas.
Observo que bajo el Islam, en algunos lugares la
edad nupcial es de 9 años, aberración que cada año mata a decenas de niñas
violadas en su “noche de bodas” y otras tantas en el primer parto.
Rápido me dirán que a la creencia católica
también le gusta la denuncia por "ofender" sentimientos religiosos o
que tampoco la iglesia católica ha tratado a las mujeres como iguales.
Efectivamente, pero la diferencia es que a la jerarquía católica, podemos, y de
hecho lo hacemos, criticarla duramente por algunas actitudes o declaraciones, en
cambio, cuando se trata de imanes, resulta que hay que "respetar" su
cultura o te etiquetarán, como he dicho al principio, de islamófobo.
Muchos musulmanes "moderados", no dejan
de repetir el mantra que el Islam es una religión de paz (al igual que sucede
con “poner la otra mejilla” del cristianismo), y en verdad, numerosos
versículos del Corán hacen referencia a ello con la palabra “Salam”, que
significa paz, pero no en el sentido occidental, sino la paz que prevalecerá en
el mundo cuando la humanidad se convierta al Islam, y para ello qué mejor que la
Yihad, o sea, la obligación del creyente en Alá, para que la ley divina reine
en la tierra, usando si es necesario la violencia y la guerra.
Cuando lo deseable es poder criticar con las
armas de la filosofía y la razón, las religiones jamás rechazan el principio que
sus “dioses” son siempre superiores a la razón. Esto, en la práctica lleva a la
imposición de unas ideas rígidas que no admiten la más mínima crítica.
Mientras con la excusa del multiculturalismo,
sigamos sin ver ni oír ni hablar ni actuar, el fundamentalismo (o más bien el
fascismo) religioso (católico, evangelista, musulmán, judío), irá ganando
terreno para más desdicha de una humanidad ya bastante golpeada por una política
insensible, una economía depredadora, un medio ambiente degradado y unas
pandemias cada vez más frecuentes.