Richard Dawkins, científic britànic i divulgador científic de la teoria de l'evolució, declarat ateu i humanista, i recent doctor Honoris Causa de la Universitat de València, lidera una campanya en el Regne Unit, per a processar el Papa.
La idea parteix d'un article de Richard Dawkins publicat en el Washington Post fa unes setmanes:
que reproduïm a continuació en castellà...
******** ARTICLE DE RICHARD DAWKINS *******
Ratzinger es el Papa perfecto
Richard Dawkins (publicado en The Washington Post, 28 de marzo de 2010).
“¿Debería hacerse responsable al Papa Benedicto XVI de la escalada de
escándalos sobre abusos sexuales clericales en Europa? "
Sí, y la escalada va a llegar más lejos, a medida que más y más
víctimas rompan la culpa del adoctrinamiento que recibieron durante su
infancia y den un paso adelante.
"¿Debería ser investigado por cómo los casos de abuso han sido
manipulados durante su administración como arzobispo de Múnich o
siendo el máximo jefe doctrinal del Vaticano?"
Sí, por supuesto que debería. Este ex jefe de la Inquisición debería
ser arrestado en el momento en el que se atreviera a poner un pie
fuera de su feudo de hojalata del Vaticano, y debería ser juzgado en
el tribunal civil -no eclesiástico- apropiado -. Eso es lo que debería
suceder. Por desgracia, todos sabemos que nuestros gobiernos, tan
confundidos por la fe, serán demasiado cobardes para hacerlo.
"¿Debería el Papa dimitir?"
No. Así reconocido por el Colegio de Cardenales cuando lo eligieron,
el Papa está cualificado perfectamente (yo diría de manera ideal) para
dirigir la Iglesia Católica Romana. Un villano envejecido en su hábito
de miradas lascivas, que pasó décadas conspirando a puerta cerrada
para el cargo que ahora ocupa, un hombre que cree que es infalible y
hace el papel, un hombre cuya predicación de la mentira, así
acreditada científicamente, es responsable de la muerte de
innumerables víctimas del SIDA en África, un hombre cuyo primer
instinto cuando sus sacerdotes son pillados con los pantalones bajados
es para encubrir el escándalo y condenar a las jóvenes víctimas a
guardar silencio. En pocas palabras, Ratzinger es exactamente la
persona adecuada para el puesto. No debería renunciar, además, porque
está perfectamente posicionado para acelerar la caída de la
organización corrupta y malvada a cuyo carácter se ajusta como un
guante, y de la que él es el monarca absoluto y el más adecuado
históricamente.
No, el Papa Ratzinger no debería dimitir. Debería seguir a cargo de
todo el podrido edificio de una institución plagada de especuladores,
de amedrentadores de mujeres, de empachadores de culpas, de enemigos
de la verdad y de violadores de niños. Y mientras cae, debería
permanecer en medio de un hedor a incienso y una lluvia de corazones
sagrados y de vírgenes, tan cursis como absurdamente coronados.
Ratzinger es el Papa perfecto
Richard Dawkins (publicado en The Washington Post, 28 de marzo de 2010).
“¿Debería hacerse responsable al Papa Benedicto XVI de la escalada de
escándalos sobre abusos sexuales clericales en Europa? "
Sí, y la escalada va a llegar más lejos, a medida que más y más
víctimas rompan la culpa del adoctrinamiento que recibieron durante su
infancia y den un paso adelante.
"¿Debería ser investigado por cómo los casos de abuso han sido
manipulados durante su administración como arzobispo de Múnich o
siendo el máximo jefe doctrinal del Vaticano?"
Sí, por supuesto que debería. Este ex jefe de la Inquisición debería
ser arrestado en el momento en el que se atreviera a poner un pie
fuera de su feudo de hojalata del Vaticano, y debería ser juzgado en
el tribunal civil -no eclesiástico- apropiado -. Eso es lo que debería
suceder. Por desgracia, todos sabemos que nuestros gobiernos, tan
confundidos por la fe, serán demasiado cobardes para hacerlo.
"¿Debería el Papa dimitir?"
No. Así reconocido por el Colegio de Cardenales cuando lo eligieron,
el Papa está cualificado perfectamente (yo diría de manera ideal) para
dirigir la Iglesia Católica Romana. Un villano envejecido en su hábito
de miradas lascivas, que pasó décadas conspirando a puerta cerrada
para el cargo que ahora ocupa, un hombre que cree que es infalible y
hace el papel, un hombre cuya predicación de la mentira, así
acreditada científicamente, es responsable de la muerte de
innumerables víctimas del SIDA en África, un hombre cuyo primer
instinto cuando sus sacerdotes son pillados con los pantalones bajados
es para encubrir el escándalo y condenar a las jóvenes víctimas a
guardar silencio. En pocas palabras, Ratzinger es exactamente la
persona adecuada para el puesto. No debería renunciar, además, porque
está perfectamente posicionado para acelerar la caída de la
organización corrupta y malvada a cuyo carácter se ajusta como un
guante, y de la que él es el monarca absoluto y el más adecuado
históricamente.
No, el Papa Ratzinger no debería dimitir. Debería seguir a cargo de
todo el podrido edificio de una institución plagada de especuladores,
de amedrentadores de mujeres, de empachadores de culpas, de enemigos
de la verdad y de violadores de niños. Y mientras cae, debería
permanecer en medio de un hedor a incienso y una lluvia de corazones
sagrados y de vírgenes, tan cursis como absurdamente coronados.